Que la risa no tiene edad, es un dicho que hemos oido infinidad de veces, pero si tiene prejuicios, sobretodo en algunas ocasiones en personas que han tenido una educación más rígida, y con una forma de vida más severa.

Aunque no todo el mundo ha vivido estas situaciones, por vivencias que me estoy encontrando cuando trabajo con personas de la llamada «Tercera edad» a mí me gusta llamarle la edad de la experiencia, es apasionante como desde las personas más abiertas de mente, hasta las que no lo son tanto, tienen una predisposición a la alegría, a la risa, al juego que les sorprende a ellos mismos, y por supuesto a mí, cuando después de unos cuantos talleres, ves a una mujer que a penas sonrie, quizá porque nunca se ha permitido reir de lo más absurdo y hacer tonterías con su propio cuerpo, se va soltando. liberándose y acaba como en varias ocasiones me ha pasado escribiendo una especia de relato o poesía acerca de lo que estaba viviendo, o bailando con un periódico en la cabeza o un sombrero de lo más divertido.

Jugar con lo más cotidiano, ya les sorprende, por ejemplo con un embudo y desfuncionalizarlo y permitirse darle otras utilidades de lo más disparatadas.

Son ejemplos sencillos, que despiertan creatividad, juego, alegría, en quién se deja llevar por esto

de la «Alegría como generadora de salud», por cierto así se llama este taller en este caso las fotos que estais viendo son del centro de mayores de Vistabella en Murcia capital.

Grácias siempre, por el cariño y cercanía , a Jesús Gómez el presidente y al vicepresidente, por poner todas las necesidades que preciso.